Hay muchas normas a la hora de conducir un coche. Están establecidas por ley y a la mayoría nos las enseñan en las autoescuelas, pero algunas las conocemos de que nuestros padres conduzcan el coche por nosotros. Y una de las más básicas y conocidas es la llamada circulación por la derecha. Esta es específica de nuestro país, pero bastante común y clara. Básicamente, significa que en los cruces hay que ceder el paso a los vehículos que se aproximan por la derecha. Por supuesto, también se tienen en cuenta la velocidad y la distancia al cruce, pero en general es correcto que los coches cedan el paso en los cruces.
Es una norma sencilla y facilita el tráfico. Sin embargo, como ocurre con todas las normas, hay excepciones que deben tenerse en cuenta. Una es, por supuesto, el cruce con semáforo. Aquí, tienes que obedecer la señal de tráfico, independientemente de tu posición o de si hay gente a tu derecha o no. Esta es una de las cosas más básicas que hay que hacer, porque los semáforos tienen prioridad sobre todas las demás normas de tráfico, incluida la circulación por la derecha. Por supuesto, hay situaciones en las que no se aplica la circulación por la derecha. Es el caso cuando en el cruce hay señales que indican la carretera principal y la secundaria.
En estos casos, el derecho de paso corresponde al vehículo que circula por la vía principal, tanto si viene por la izquierda como por la derecha. Por lo tanto, siempre debes ser consciente de si estás en una carretera principal o en una secundaria y conducir en consecuencia. Así pues, incluso en el caso de normas aparentemente muy claras, está claro que la situación no es tan sencilla. Por lo tanto, es necesario conocer su validez y cuáles son las excepciones. Sólo así podremos garantizar una conducción segura, tanto para nosotros mismos como para los demás usuarios de la vía. Y hay que decir que esto es lo que más nos importa. No nos damos cuenta, pero los coches son gigantes de varias toneladas y hay que tratarlos como tales.